Pablo Neruda

A comienzos del siglo XX, Hispanoamérica era un hervidero de problemas políticos y fermentos sociales, que venían desde muy lejos. Tras la indipendización de las colonias españolas, realizada a lo largo del siglo XIX, todo el continiente cayó bajo la influencia política y económica de los Estados Unidos.  Aquel país había ayudado a los movimientos indipendentistas locales e impedido, de hecho, cualquier intromisión europea. Pero, en el tiempo,  la política americana se fue transformando en un instrumento de intervención, de presión y, a veces, de verdadera ocupación. La pobreza de las personas y su falta de conciencia política, juntas a la presencia de una élite preocupada únicamente por mantener sus privilegios, determinaron el estallido de numerosas guerras civiles, que  casi siempre, a través de golpes militares, acabaron en dictaduras. De aquella actitud autóctona  profundamene universal, aprovecharon las empresas extranjeras, que implantaron una política de explotación económica que continúa también hoy. A pesar de esa desastrosa situación de explotación económica y de sumisión política  y  cultural, ese mundo de razas y culturas diferentes ha dado frutos extraordinarios, alimentando una producción artí, stica original y de gran vitalidad,  sobretodo en el sector literario. La verdadera cultura de Hispanoamérica nació a partir de esos años, cuando los artistas tomaron conciencia de la peculiaridad de su cultura y de la herencia derivada