Origen de la corrida
Breve testo sull'origine della corrida, in spagnolo. (1 pagine formato doc)
EL ORIGEN DE LA CORRIDA EL ORIGEN DE LA CORRIDA El origen de la corrida de toros es incierto.
Algunos lo sitúan el la Grecia clásica, en la isla de Creta, pero según otros se debe a los moros. Probablemente llegó a España por Egypto, en efecto los antiguos egipcios consideraban el buey Apis como la más perfecta expresión de la divinidad al ver en el cielo los cuernos de la luna como los del buey. Otros autores piensan que la corrida simboliza también la lucha entre los instintos animales y la espiritualidad del ser humano. El toro representa los instintos y hay que matarlo para que el hombre se desarrolle espiritual y mentalmente. A España la corrida de toros llegó durante el siglo seis o siete: los antiguos Iberos que poblaron la península sacrificaban a los toros bravos en sus holocaustos religiosos organizando espectáculos públicos. El origen de las plazas de toros parece provenir del antiguo circo romano aunque también los templos celtibéricos tenían la misma forma. En el siglo XIV se empezò a torear ayudado por caballos y espada, pero el pueblo seguía prefiriendo que se lidiara a los toros en las calles y plazas, matándolos arrojándoles dardos. La única excepción histórica a la continuidad en la celebración de las corridas de toros la encontramos en la España musulmana, donde se prohibieron tales celebraciones por considerarse abominables. La corrida de toros como hoy la conocemos nace en el siglo XVIII, cuando la bobleza abandona el torero a caballo y el pueblo empieza a hacerlo a pie, demonstrando su valor y destreza: as¡ un deporte elitista se convierte en plebeyo. Al principio no existían ni orden ni reglas en las cuadrillas; es Francisco Romero el primero que pone orden a la fiesta y crea la muleta. España cuenta con un gran número de aficionados a la corrida de toros. Estos consideran la corrida como un bello espectáculo, un arte y una manifestación de cultura ancestral que ha sobrevivido hasta nuestros días, al igual el toro bravo. Y muy al contrario de lo que muchos piensan, no encuentran el placer en la tortura o en la pura muerte del toro.